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No estaría completa la historia de las apariciones en la Finca de Nazaret, si no hiciéramos mención a este aspecto tan doloroso, sufrido por el vidente y su familia.

Algunas almas consagradas, que al principio se interesaron mucho por la aparición, queriendo remodelar y dirigir este prodigioso evento a su gusto y manera, se vieron muy decepcionados. Pues allí, mientras el vidente era menor, lo dirigía todo el Arcángel San Miguel. Y éste no permitía desvíos ni desvaríos. Esto lo dijo el mismo Arcángel en varios mensajes, por ejemplo, el 26-09-1989. San Miguel se materializaba en la finca y daba las órdenes a realizar, y todo lo que se debía de hacer. Así comenzaron persecuciones y agravios, negando la sobrenaturalidad del evento, ridiculizando al vidente y a la Aparición, con difamaciones y calumnias.


José Luis Manzano, (el Gran Guerrero del Tajo), y su familia sufrieron por causa de la aparición desprecios, burlas, escarnios y difamaciones. Soportándolo todo con mucho amor, (el vidente), y con mucha paciencia y resignación, la familia. Citaré sólo CUATRO ejemplos de este aspecto tan negativo y doloroso, pues si no, se haría muy largo.


Se propagó en la ciudad y en algunos medios de comunicación que...

 

1.- “Que era el demonio, quien habla en la Finca.”

Esta es quizás la calumnia más funesta, la más trágica de todas las insidias y difamaciones que se levantaron en contra de la aparición. Pues apartó a millones de almas de su posible salvación. Siendo la Finca de Nazaret la aparición más grande jamás habida y por haber: es la única donde habla el Padre Eterno. Lo dijo la Santísima Virgen, pero se comprende también por sí mismo, estudiando los mensajes:

Es también la calumnia más fatal, pues impidió que se pusiera atención a sus enseñanzas. Y la enseñanza más importante es a mi juicio, que el Padre Eterno vino a la humilde Finca de Nazaret, a otorgar el perdón completo a toda la humanidad.

El Padre Eterno, concedió CUATRO años, (1985-1988), al clero, a la jerarquía, a la ciudad y a España, para pedir perdón en ese humilde, pero santo lugar. Para así poder evitar el Castigo generalizado a la humanidad y la Tierra. Pero en vez de pedir perdón humildemente y aceptar la oferta de nuestro Creador, nos reímos de ÉL, LE ofendimos y LE despreciamos. Desperdiciamos ese tiempo precioso que el Padre Eterno nos concedió. Esos fueron los llamados “años del perdón”. (Ver la primera parte.)

Y, por no haber pedido el perdón en ese humilde lugar, no solamente se condenarán millones de almas, sino que además será destruido el mundo que conocemos, según como está profetizado en el Apocalipsis de san Juan.  (Ver mensajes proféticos.)

Cierto es que hay “apariciones” inventadas, y también “mensajes” imaginados por el sujeto mismo. E incluso hay apariciones que fueron verdaderas, pero que el espíritu del mundo entró remodelando mensajes y haciendo mucho negocio. Y, cuando la Santísima Virgen dejó de hablar, se imaginaron nuevos mensajes. No vale la pena dar ningún nombre, pues en los días de Tinieblas, que ya muy próximos están, todas las falsificaciones serán destruidas, y con ellas los inventores de mensajes.

Pero en la Finca de Nazaret todo era público, límpido, ante el público presente. Se podía preguntar y la aparición respondía. Nunca se hizo negocio, nunca se pidió dinero, ni se admitió ningún donativo. Cualquier persona de buena voluntad pudiera haberse cerciorado de la autenticidad de tan prodigioso evento. (Ver mensajes.) Tuvimos CUATRO años para pedir perdón al Padre Eterno, (¡que no son pocos!)  Pero se desperdició este precioso tiempo, se despreció al vidente, a la aparición y al Padre Eterno.

Fueron muchas las almas consagradas que apartaron a los fieles de estas gracias, afirmando también que en la Finca de Nazaret estaba el demonio. No solo en Talavera, sino en otras partes. En una aparición al norte de Madrid, se propagó la calumnia: “la Santísima Virgen ha dicho que en Talavera el que habla es el demonio”.

En esa aparición se hizo desde el principio un negocio inmenso, casas adosadas, terrenos, donaciones, herencias, presiones para dar dinero o casas, según cuentan algunos afectados, o familiares de ellos. Cuando yo fui allí, en 1997, entre misterio y misterio del rosario se alababa y alagaba mucho al obispo y al Papa. (Cosa no propia, rezando el santo rosario en una aparición.) El tercer misterio se interrumpió, dando el cura un sermón, presionando a los peregrinos, para dar dinero. Y los “apóstoles” iban con sacos, (aprox. 25cm. de diámetro por 50cm. de hondo), pidiendo dinero entre los fieles, pues habían comprado la finca donde se encuentra el árbol. Y tenían muchas deudas.

Supe después que pagaron 800.000.000 de pesetas. Una cantidad inmensa, mucho más de lo que realmente valía la finca. En aquellos años, en Talavera, se podrían comprar de 85 a 110 viviendas. Poco más tarde dejó la Virgen de hablar allí. Esto fue terrible, pues el personal dejó de acudir, y ya no tenían entradas de dinero, y sí muchas deudas.

Yo pienso que los mensajes que se transmitieron después fueron inventados, imaginados. Pues ya no era la voz tenue de la Santísima Virgen, estando la vidente en trance. Era la voz humana de la vidente, que está leyendo un relato. Yo pienso que, temiendo una competencia con Talavera que se encuentra a 130 kms., se levantó esa calumnia, que aún hoy en día algunos seguidores de El Escorial propagan.

También el Padre García T., párroco de un pueblo al norte de Madrid, propagaba esta difamación. Yo le contacté y le envié un “extracto de los mensajes más importantes”.

Él me contestó, “que yo no debo divulgar los mensajes de Talavera, pues allí está el demonio”. Yo pregunté, “¿ha entrado usted a la Finca, y ha visto usted personalmente al demonio allí?” El Padre García T. respondió, “que él estuvo en la puerta, pero no entró, pues sintió el diablo allí dentro”.  Y al preguntarle yo, “¿cómo lo sintió?”. Respondió, “que él sintió una presión en el plexo solar, como dolor en la boca del estómago, al acercarse a la puerta. Era el diablo. Y por eso no entró”.

Esta problemática también la sintió un colega de trabajo. (Y también lo sentí yo, la primera vez que entré, más abajo daré la explicación.) Respecto al colega, su hijo de trece años estaba muy, muy enfermo. Tenía una insuficiencia renal muy agravada: cada dos o tres meses debía pasar tres o cuatro semanas internado en el hospital lavándose la sangre y estabilizándose físicamente, pues estaba que se moría.

Mi colega estaba desesperado. Había llevado el chico a curanderos, a muchos médicos y hospitales. A mí me dijo: “le he dicho al doctor, que quería donar un riñón a mi hijo, que me lo sacaran, para dárselo a él”. Yo le hablé a él y a su mujer de la Finca de Nazaret, y él fue allí. En la ciudad le dijeron que allí está el diablo, que no fuera. Pero él estaba desesperado. En la puerta de la finca pidió si le podían dar una botella de agua. Cuando le dieron la botella -gratis-, él se fue. De vuelta a casa no creía mucho. La madre sí lo creyó y le daba al chico, a escondidas con las comidas, algo de agua del “Pozo de Galilea”. Yo, con otras preocupaciones, me olvidé de este asunto.

Unos años más tarde, estando de visita y verle yo al chico tan saludable y esbelto, (antes estaba todo pálido e hinchado por la cortisona que debía tomar, para contrarrestar la enfermedad), le pregunté: “¿Oye, tu hijo se curó?”  Él saltó como un demonio, y sin yo hacer más comentarios dijo, “que no había sido la Virgen, que había sido todo mérito suyo; que él había buscado médicos. Que llevó a su hijo a Zurich, y allí un médico danés le dio unas pastillas grandes y rojas, que estaban prohibidas en Suiza, y que no debía decir nada a nadie. Y con esas pastillas su hijo se curó”.

La madre del chico, por el contrario, decía que había sido el agua del Pozo de Galilea. Pues las “pastillas rojas”, como otras que probaron, no sirvieron de nada. Y así se entabló una discusión. No discutamos, dije, lo importante es que se curó. Y, hasta ahora, pasados 30 años, (ya un hombre), está perfectamente y nunca más se resintió.

Años después una amiga de España trabajaba en nefrología, asistiendo en los lavados de sangre a los pacientes con insuficiencia renal. Yo muy extrañado pregunté: “¿Oye, no hay unas pastillas rojas que curan la insuficiencia renal?” Ella, más extrañada aún, me dice: “¿Qué pastillas?, la insuficiencia renal no se cura, se lava la sangre hasta que se trasplante el riñón, en el estadio final”.

Entonces comprendí como fue la historia de mi colega: Llevó a su hijo a cuatro o cinco hospitales, en tres cantones diferentes. No pudieron hacer nada. Llegado al Hospital Universitario de Zurich, leyendo el profesor el historial clínico y viendo el carácter del padre, (¡sáquenme un riñón, que se lo quiero dar a mi hijo!), sin poder hacer nada más de lo que ya se había hecho, le encargó un asistente a que se ocupara del caso, a un joven practicante de Dinamarca. Y éste se inventó la historia de las “pastillas rojas danesas, que estaban prohibidas en Suiza”. (¡Indudablemente era un placebo!) El chico se curó, y

yo no tengo la menor duda, de que fue una intervención sobrenatural.

Volviendo a lo del “demonio”: yo también sentí esa presión, como un dolor en la boca del estómago, al entrar por primera vez, por el portal de la Finca de Nazaret. Pero yo, que estaba bastante entendido en las enseñanzas de los Maestros, lo achaqué a mí mismo, al choque de energías. La Finca es un lugar de una positividad muy grande, y chocaba con la negatividad muy acentuada de mi propia aurea, de mi propio espíritu. Pero después de un tiempo de estar dentro, todo era serenidad, y “se recargaban las pilas”.

En otros sitios de aparición hay mucho negocio, y los mensajes no se pueden controlar. En Talavera nunca hubo negocio y los mensajes son públicos, directos, a la vista de todo el mundo. Se escriben después palabra por palabra. Cualquier persona de buena voluntad, (mendigo o prelado), pudiera percatarse de su veracidad. ¡No hay excusas!

Si queremos buscar un demonio -NEGATIVIDAD-, es el que está dentro de nosotros, (dentro del Padre Garcia T., de mi colega y el mío), que se revuelca y revuelve, resistiéndose a entrar en un lagar santo y sagrado. Esta es la explicación.

Yo por ejemplo, a pesar de estar muy interesado en temas espirituales, llevaba ya más de 14 años sin ir a misa, ni confesarme, ni preocuparme por ello. Mi colega, algunos más. El Padre García T. debería también preguntarse, el porqué de ese choque tan tremendo, que le impidió entrar a un lugar sagrado, estando ya en la puerta.

Calumniar a la Finca de Nazaret, y condenar sus mensajes, es un pecado grave (c.f. Mt. 12, 22-32). Pues privamos a nuestros hermanos de unas gracias muy necesarias e indispensables en estos días de confusión, de abandono pastoral y de oscuridad espiritual. Es un pecado contra el espíritu, y éste no se perdona, (c.f. Mt. 12, 31-37.)

1 Cor. 6, 19: ¿No sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?

2 Cor. 6,16: «Porque nosotros somos santuario de Dios vivo, como dijo Dios: "Habitaré en medio de ellos y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo"»

Atribuir al demonio las obras de Dios es escandalizar a los fieles: privamos a nuestros hermanos del consuelo y la ayuda de nuestra Santa Madre por medio de sus apariciones y mensajes; (como los escribas y fariseos cuestionando a Jesús-Mesías, (Mt. 12, 22-32.) Privamos a nuestros hermanos de un bien, de una gracia muy necesaria e indispensable en estos días de confusión, de abandono pastoral y de oscuridad espiritual. Es un pecado que se debe trabajar, dando marcha atrás. (c.f. Mt. 12, 31-37.)

1.Cor 3, 16-19: ¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?  Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruirá a él; porque el santuario de Dios es sagrado, y vosotros sois ese santuario.  ¡Nadie se engañe!  Si alguno entre vosotros se cree sabio según este mundo, hágase necio, para llegar a ser sabio; pues la sabiduría de este mundo es necedad a los ojos de Dios.

Atribuir al demonio las obras de Dios, es un PECADO que no se perdona. Es un pecado de escándalo, que se debe reparar corrigiendo el error. Jesucristo sentencia: "Aquél que escandalizare a un niño, más le valiera ponerse una rueda de molino al cuello y echarse al mar."  Parece menos grave suicidarse que escandalizar a los niños (espirituales).

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